Mi nombre es Paloma Valdivia y tengo 15 años trabajando en CEDO como Gerente del Programa de Educación. En todos estos años he tenido la fortuna de tener experiencias increíbles trabajando aquí, y cuando digo “increíbles”, lo digo de manera literal.
Era el comienzo del verano en el año 2005, el primer verano en CEDO de un equipo de biólogos nuevos para la institución; Hem Nalini Morzaria, Alejandro Castillo y yo nos adaptábamos todavía a vivir bajo el intenso calor de Puerto Peñasco. Un día, trabajando en la oficina comenzamos a percibir un desagradable aroma de una bodega contigua. Conforme pasaban las horas y hacía más calor, el olor se hacía cada vez más intenso e insoportable, pensamos que quizá sería algún ratón muerto, por lo que decidimos Alejandro y yo ir a buscarlo a la bodega para terminar con eso de una vez por todas.
Como se han de imaginar, guardamos esa caja como nuestro tesoro hasta que tuvimos la oportunidad de ensamblar el esqueleto y ponerlo en exhibición gracias a los fondos que recibimos de SEMARNAT en 2009 cuando ganamos el Premio al Mérito Ecológico y con ayuda de Francisco Gómez, director del Museo de la Ballena. Nuestro amigo y colega José Campoy (QEPD) antiguo director de la Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado inauguró esta exhibición como parte de las celebraciones de CEDO en su 30 aniversario.