Por: Sula Vanderplank | Directora del Programa de Conservación de Ecosistemas Terrestres, Pronatura Noroeste
Richard recibió su Doctorado de la Universidad de Arizona en 1966, y su tesis se centró en la vegetación de la costa de Sonora y las islas del Golfo de California, pero su atención ya estaba dirigida hacia el conocimiento de los Comcaac. Continuó escribiendo su influyente obra People of Desert and Sea: ethnobotany of the Seri Indians con Mary Beck Moser en 1985. También se dedicó apasionadamente a la conservación de las tortugas marinas, siendo pionero en sus esfuerzos de conservación en la década de 1980, y siempre guardó un lugar especial en su corazón para la vida marina.
La distinguida carrera de Richard lo llevó de Los Ángeles a Boulder y más allá, pero se basó principalmente en Tucson a lo largo de su carrera, concentrándose en el desierto de Sonora y la región del Golfo de California, lo mero bueno, como diría él, trabajando en el herbario de la Universidad de Arizona y el establecimiento del Drylands Institute. Pasó sus últimos años con su amada esposa Silke, en su casa en Silver City.
Dormía poco y le gustaba el café, conocía todas las plantas que veía, pero también sabía cómo reír con alegría, cómo inspirar y motivar, cómo apoyar y consolar a sus amigos, y cómo contar una gran historia. Nos deja no sólo la documentación excepcional de su vida de investigación, sino la posibilidad de contribuciones significativas a la humanidad con su trabajo en futuros cultivos alimentarios para tierras secas y suelos salinos, como el mezquite, el gigante sacatón y la hierba nipa (Distichlis palmeri, un pasto tolerante a la sal endémico del alto Golfo de California). En 2015, recibió un premio a la trayectoria de la Nueva Generación de Investigadores del Desierto de Sonora, reconociendo su papel como autoridad líder en el Desierto de Sonora y agradeciéndole por todo lo que hizo para promover la investigación y la conservación de la región.
Así como en sus increíbles cuentos que forman parte de una colección en curso en la que estaba trabajando y que llamó 10, 000 años de notas de campo y que recomiendo mucho leer.
Cualquiera que haya conocido a Richard tendrá sus propios recuerdos especiales de su personalidad única y su fuerte sentido de propósito. Para aquellos de ustedes que no tuvieron el placer de conocerlo, sus palabras viven en las miles de páginas de conocimiento publicadas que nos dejó, y yo puedo decirles, con confianza, que Richard fue mucho más que el increíble botánico acerca del que deben haber escuchado hablar. Fue un gran hombre y un gran amigo.
Directora del Programa de Conservación de Ecosistemas Terrestres, Pronatura Noroeste.[/vcj_team_member]

